domingo, 10 de marzo de 2013

TALLER DE CERÁMICA



El viernes en nuestra hora de plástica realizamos un taller de cerámica, complementario al último cuadro que habíamos estado trabajando el día anterior, Santa Justa y Santa Rufina.

Os cuento su historia porque todo tiene una explicación:

Justa Y Rufina eran dos hermanas que vivían en Sevilla y pertenecían a una familia de alfareros, con su propio taller y tienda en la que vendían los productos que fabricaban (platos, jarras, jarrones…).
Un día pasaba por delante de su tienda una procesión en la que adoraban a la diosa Venus. Les pidieron a las dos hermanas que los acompañaran en la procesión y adoraran a la diosa, pero ambas eran cristianas y contestaron que nunca renunciarían a su fe.

A consecuencia de esto las encarcelaron y sufrieron las torturas más horribles, el Prefecto las mandó torturar con el garfio de hierro y el potro. Viendo que no obtuvieron resultados las llevaron andando descalzas hasta Sierra Morena, pero ambas se negaban a renunciar a su fe. Volvieron a encarcelarlas y Justa no aguantó más y acabó muriendo. El Prefecto mandó tirar su cuerpo a un pozo que el obispo Sabino consiguió recuperar y enterrar.

Pensaron que después de la muerte de Justa, su hermana no aguantaría más y renunciaría a su fe pero no fue así, de modo que la llevaron a un anfiteatro en el que la dejaron en el centro de la arena para que la devoraran los leones.  Contra cualquier pronóstico y, de forma sorprendente, los leones no le hicieron daño, solo lamieron sus pies y se comportaron como unos gatitos.
Viendo lo ocurrido el Prefecto no aguantó más y mandó degollar y quemar a Rufina. Pero el obispo sabino, nuevamente, recuperó las cenizas y las enterró junto a su hermana.

Las dos hermanas murieron siendo fieles a sus creencias cristianas. Desde entonces fueron veneradas y las nombraron las patronas de Sevilla.
Cuenta la historia que en el terremoto de Lisboa de 1755 que se sintió en Sevilla casi todo quedó destruido pero la Giralda no se calló gracias a que las dos hermanas bajaron del cielo y la sujetaron. Por ese motivo aparecen en el cuadro que pintó Murillo sujetando la Giralda entre las manos.
Ambas llevan en las manos una hoja de palma señal de las torturas a las que fueron sometidas.
Y, se ven por el suelo restos de cerámica reflejo de la familia de alfareros de la que provenían.

Pues bien, nuestros peques se convirtieron en alfareros igual que las santas, en honor a ellas, patronas de nuestra provincia y se pringaron las manos todo lo que pudieron para hacer sus propios platos de cerámica.
Ahora solo falta esperar a que se sequen y decorarlos. Así que os voy a dejar con la intriga hasta que estén terminados.

¿Qué os parecen mis alfareros? Menudos platos hicieron, ahora que a mi me dejaron agotadiiiiiiiiiiisima.

6 comentarios:

mama de Agustin dijo...

ya veremos el resultado seguro que se lo pasaron fenomenal.

araceli dijo...

por lo menos se ven buenos para echar caldito jejeje

luz dijo...

como disfrutarian.con lo k les gusta el trapicheo..

dori dijo...

vaya, vaya con estos escultores!!

Ana Martínez dijo...

Son unos "grandes" artistas. Un beso.

Mª Carmen dijo...

Hola mis niños¡¡ ¡Que grandes estáis ya!¡Y que bonito todo lo que hacéis,me estoy quedando sorprendida, me vais a tener que enseñar muchas cosas!Estoy viendo que ya sois unos buenos artistas.
Un besito muy fuerte, os quiero
Mª Carmen